Lo preocupante es que entre los 4 y 10 años los niños tienen cada vez más miedo a ser abandonados por sus padres y a dejar de ser queridos, especialmente si los progenitores están en un proceso de separación . Los adolescentes también suelen experimentar estos tipos de miedo ante los procesos de divorcio aunque lo manifiestan de otra forma como, por ejemplo, con irritabilidad.
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